lunes, 27 de abril de 2015

LOS CELOS

   Los celos son una respuesta emocional compleja que puede ser altamente perturbadora, surge cuando una persona percibe una amenaza hacia algo que considera de su propiedad. Comúnmente se denomina así a la sospecha o inquietud ante la posibilidad de que la persona amada nos reste atención en favor de otra. También se conoce así, al sentimiento de envidia hacia el éxito o posesión de otra persona. El miedo a la pérdida, real o no, se plantea como una amenaza.

   Diferencia entre celos normales y patológicos: los celos sanos consisten en una preocupación por la posible pérdida de una persona amada o malestar por la relación real o imaginada que esa persona tiene con alguien más, pueden considerarse normales, ya que son frecuentes entre la población y no constituyen un trastorno psicopatológico. Los celos patológicos se pueden considerar como una enfermedad porque son aquellos que, siendo infundados o incluso fundados, llegan a obsesionar de tal manera al que los padece que repercuten negativamente en sus sentimientos y en su comportamiento. La diferencia entre ambos tipos de celos está en que en vez de preferir o desear que su pareja esté con él/ella, las personas con celos patológicos están exigiendo o demandando que su pareja no debe, bajo ningún concepto, implicarse emocionalmente con otras personas, sea esta relación del tipo que sea.

   Debajo de esta problemática encontramos:

  • Una baja autoestima: personas inseguras que no confían en que su pareja sea capaz de quererle y serle fiel.
  • Dificultad para valorarse a sí mismo.
  • Pérdidas afectivas en la infancia ocasionadas por padres poco valorativos de las virtudes de los hijos, muy exigentes y muy críticos.
  • Patrones afectivos mal aprendidos o modelos poco útiles para seguir.
  • Agresividad verbal o física.
  • Infelicidad constante.
  • Visión distorsionada de la realidad y búsqueda de pruebas que validen su visión.


Comportamientos frecuentes de una persona celosa:

  • Revisa las llamadas y mensajes del móvil de su pareja.
  • Exige que su pareja le relate cada movimiento que realizó en el día.
  • Llama a su pareja cada "10 minutos" para saber qué está haciendo.
  • Controla cada salida con sus amigos/as.
  • Sufre ansiedad ante el retraso o tardanza al llegar a casa, a una cita...
  • Obsesionado con que su pareja le engañará o será infiel.
  • Se compara constantemente con las personas que rodean a su pareja.
  • Se niega a salir con su pareja y otras personas.

¿Qué hacer contra los celos?

   Una serie de recomendaciones pueden, ayudar a la persona celosa, pero siempre que ella desee con todas sus fuerzas acabar con esta actitud obsesiva. Las personas celosas deben identificar si existen realmente razones para sentir celos. En caso de que existan motivos para sentirse de tal forma, éstos se deben expresar inmediatamente a la pareja, con la finalidad de evitar malos entendidos y un deterioro de la relación.
   También es recomendable hacer una lista de las ideas o celos, escribiendo junto a cada uno las razones que le hacen pensar en ellos y las pruebas que tiene para que sean ciertos sus pensamientos. Asimismo se debe eliminar la palabra "celos" de su vocabulario porque hace referencia a una actitud no deseada. En lugar de decir "soy celoso"es mejor decir "actúo celosamente", ya que de esta manera se hace referencia un hecho concreto y no a la propia identidad de la persona.
   Cuando aparece un arrebato, lo mejor que podemos hacer es mantenernos calmados y serenos, preguntarle qué es lo que le ha molestado y cómo podemos mejorar. Así se sentirá poseedor de la verdad y se relajará. Si nos enfrentamos a él, sólo empeoraremos la situación.
   Buscaremos actividades gratificantes para los dos miembros de la pareja, a fin de relajar los ánimos y fomentar la buena comunicación y los buenos momentos, ya que si entramos en la dinámica de sólo discusión estamos perdidos.
   Si la situación está desbordada y sin control, lo mejor será acudir a un terapeuta que intervenga en el re-aprendizaje de nuevas conductas más adaptativas y de nuevos pensamientos más racionales.

 

jueves, 9 de abril de 2015

CLAVES PARA OPTIMIZAR NUESTRO RENDIMIENTO

   El estrés puede favorecer o perjudicar el rendimiento de las personas en tareas de distinto tipo a través del nivel de activación general. Este nivel de activación general se podría situar en un continuo que va desde un estado de máxima calma y relajación (activación muy baja) hasta un estado de máxima alerta, tensión y excitación (activación muy alta).

   Para controlar la activación, cada persona debe aprender a identificar los síntomas (sudor en las manos, sensación de agobio, tensión general...) y aprender a cuantificar el nivel de activación utilizando escalas subjetivas de 0-10 puntos. El único propósito es que la persona aprenda a discriminar con precisión entre distintos niveles de activación general, para poder controlar esta variable. El nivel de activación general influye en el rendimiento de las personas afectando a su funcionamiento físico y psicológico.

   Por lo tanto el nivel de activación óptimo es el que queremos conseguir, ya que es aquel que favorece el mejor funcionamiento físico y psicológico y el máximo rendimiento dentro de las posibilidades reales de cada persona.

   A continuación vamos a enumerar estrategias para aumentar la activación hasta conseguir el nivel óptimo:

  • Si el déficit de activación procede de una falta de interés, la estrategia sería aumentar la motivación, intentar encontrar algo atractivo en la tarea, buscar un objetivo inmediato que sea desafiante, elaborar un plan de actuación interesante, pensar en consecuencias positivas, etc...
  • Si las estrategias anteriores no funcionan, puede intentar provocarse a sí mismo estrés, pensando en consecuencias negativas que podría tener un bajo rendimiento, o en algo que le moleste y pueda hacerle activarse para rendir. Una vez en el nivel de activación óptimo, sustituya los pensamientos que le han ayudado a activarse por otros que propicien su motivación por el reto de la tarea y le ayude a mantener su activación en el nivel óptimo.
  • Si existe un exceso de confianza respecto al rendimiento en la tarea, también resultará apropiado provocar estrés recordando experiencias pasadas de fracaso, las dificultades de la tarea, etc... Y luego una vez alcanzado el nivel óptimo cambiar la estrategia por la motivación por rendir en las tareas a través de objetivos inmediatos y de planes de acción concretos.
  • Si el déficit de activación está vinculado a un estado de indefensión y depresión, no es conveniente en el sujeto se autoprovoque más estrés y tampoco que busque objetivos demasiado ambiciosos. La mejor opción es intentar encontrar algún objetivo que verdaderamente pueda controlar. Puede utilizar los autodiálogos "quizá pueda conseguir esto".
  • Si el déficit se relaciona con un estado de agotamiento, la mejor opción como en el caso anterior es que el sujeto acepte sus limitaciones y establezca un objetivo poco ambicioso que sea verdaderamente alcanzable. No es recomendable que se autoprovoque estrés ni que establezca objetivos demasiado ambiciosos que posteriormente tendrá dificultad en conseguir o lo hará a un precio demasiado alto.